Mac Ramsey (former agent of NSA, now BHU)

martes, mayo 31, 2005

Berlín

Frío.
El bejerto General que me queda eliminar no tuvo mejor idea que irse de viaje a Alemania.
De más está decir que no hay mucha diferencia climática con mis anteriores andanzas por San Petesburgo. En Berlín hace un poquito menos de frío.
Con mi atuendo (traje negro, camisa blanca y corbata roja) me hace parecer un pingüino con la lengua afuera.

Anyway.

Parece ser que este Sr. trata de vender ciertos secretos militares en una embajada en Berlín. No estoy invitado a la fiesta, pero tengo que entrar, no sin antes hacer un cambio en mi atuendo. La entrada se franquea exclusivamente con smoking e invitación en la mano (cosas que yo no tengo hasta el momento).
Aquí es cuando voy a comentar un pequeño secreto.
Tengo conmigo cierto "gadget" (aparatejo) que se parece a un GPS, está conectado a un satélite de la Agencia y me brinda, además de mapas actualizados de mi posición, datos de las personas que están cerca. Además, según la coloración de los símbolos, puedo saber si las personas son guardias, civiles o mis objetivos.
Lindo chiche (no lo busquen en un TV Compra!).

El mapa me muestra el objetivo primario, la embajada, que está circundada por un muro y con una entrada principal por la cual debo hacer mi aparición estelar (no confundir con Revista Estelar, vergonzoso estigma de los 80`s).
Al otro lado de la calle, aparece lentamente la imagen de un civil. El aún no lo sabe, pero me va a prestar su smoking (siempre y cuando sea mi talle).
Arranco a correr por la vereda de enfrente de la embajada.
Si, ya se.
Nunca se recomienda a una persona que tenga el oficio que yo tengo, que salga corriendo por ahí, despertando la suspicacia de cuantos me puedan cruzar.
Pero en este caso es justificable. A nadie le puede parecer sospechoso que alguien, con este frío de morirse, no ande corriendo para entrar en calor.
Paso al ciudadano desconocido sólo para percatarme de un error... también hay a pocos metros un guardia.
Si despacho al civil, soy boleta.
No puedo dudar.
El civil primero, porque se asustan fácil y corren rápido. El guardia después, aprovechando que no le había sacado el seguro a su arma.
La Beretta con silenciador es una herramienta útil en estos casos. Me libro de los cuerpos ocultándolos tras unos contenedores de basura.
Ahora tengo smoking e invitación.
Observo una puerta en el muro lateral que rodea la embajada. En ese lugar dejo mi armamento, porque de seguro me van a revisar en la entrada.
En todo caso, luego de estar ya adentro, puedo acceder a él.
Paso el control de la puerta, y no puedo evitar el sentirme como si me estuviera colando en un casorio o cumpleaños de 15, donde no voy a conocer a nadie pero me voy a comer y chupar todo.
Pero este no es el caso.
Vengo a limpiar al último general de la lista. Y como es de esperar, me agregaron un plus: tengo que consguir un maletín. Además me tengo que cuidar de un agente del Spetnaz, que fue a cuidar de que el General este no venda nada.
Luego de pasar la puerta, me dirijo (como sonseando) a la puerta lateral que había visto previamente. Fuerzo la cerradura y me hago con la Beretta y un cuchillo de combate (trofeo perteneciente a un ex-general que encontré interrogando a un agente...).
Entro en la embajada con la invitación en la mano (no fuera a ser que se dieran cuenta que me estaba colando).
Rápidamente llego al salón principal, y me mezclo entre mozos, damas de alta sociedad (y de compañía también), diplomáticos y mis objetivos.
El General ruso desaparece disimuladamente tras una puerta lateral donde hay un guardia. Con igual disimulo lo sigo, hasta llegar hasta la puerta cerrada de un escritorio.
Menuda sorpresa!
El General flirteando con una mucama!
La escena se podría llamar "El General y la Mucama" y podría originar alguna que otra novela venezolana o mejicana de poca monta.
Fue una historia breve y apasionada, con un final sorpresa... balazos varios.
Luego de esconderlos tras sendos escritorios, me alejo del lugar, completando así la primera parte de mi misión.

miércoles, mayo 11, 2005

San Petesburgo III

Ah bueno!
Si hubiese querido recorrer las alcantarillas de la manera que lo estoy haciendo ahora, tendría que estar trabajando para la intendencia como control de calidad del colector.
Otra vez dentro del saneamiento subterráneo de San Petesburgo. Ahora tengo que internarme en un cuartel para buscar a otro de los generales mas un plus: liberar a un agente.

Aparezco en un patio, donde al parecer, están cargando (o descargando) un camión. Me escondo detrás de unas cajas; entre los espacios que hay en ellas puedo ver una serie de guardias militares.Como si fuera a haber otra cosa, estoy en un cuartel, no iba a encontrarme con una comparsa lubola ...
Tengo dos opciones (gran cosa! mejor que ninguna), puedo ir de caja en caja (tipo supermercado), o en su defecto, la preferida de todos.

Cambio de vestuario (hop!)
Esconder los cuerpos (hop!)
Recoger mi equipo, explosivo de control remoto incluído (hop!)
A las alcantarillas de nuevo (alehop!)
Voy a terminar con el complejo de la cucaracha (no, renguear no, el otro, si veo luz subo).

Alcantarilla mediante, llego a un segundo patio interior; y hablando de interior, los que terminaron mirando para adentro, fueron los guardias apostados ahí.A través de un corredor logro acceder a una especie de depósito, lleno de cajas, vigilado por un guardia.Y como dice el refrán, guardia que dejas detrás...
Ok.
No existe tal refrán, acabo de inventarlo.
El Sr. guardia ahora está jugando a las escondidas (aunque el no lo sepa).

Ascensooor !!!
Ping!
Primer subsuelo: ferretería, jardinería, lencería femenina, habitaciones de guardias ...

El lugar era como estar en la casa de Big Brother (Gran Hermano, para la gilada), estaba lleno de cámaras en los pasillos.Tengo que encontrar rápido el lugar donde está guardado el servidor que comanda las cámaras de seguridad. Hay grandes posibilidades de que si alguien ve las repeticiones del programa de hoy, me encuentre cara poco conocida. Si bien estoy disfrazado, no es para tanto. No quiero terminar en el confesionario y que me digan "estás nominado!"
Luego de dar con dicho lugar (y reventar al servidor), sigo rondando los pasillos, tratando de pasar inadvertido. Entro en una habitación donde encuentro un uniforme de oficial.
Ascenso inmediato (ahora veo porque me siento tan cómodo como empleado público...).
Posteriormente ubico una pequeña habitación, en la cual hay un muro resquebrajado. Muy útil para poder detornar cierto artefacto explosivo que llevo conmigo, para así poder hacerme una vía de escape.
Me hago el choto y sigo por los corredores (siempre mirando hacia abajo, como me enseñó mi mamá ...).
Llego hasta un segundo ascensor y me mando de una para adentro.

Ascensoorr!
Ping!
Segundo subsuelo: cosméticos, camping, conservas, habitaciones para interrogatorio y torturas!

Acá los pasillos están vacíos; puedo ver por la cerradura de una de las habitaciones a mis dos objetivos: uno pega y el otro recibe. Casualmente la cerradura no se deja forzar por mi ganzúa. Necesito una llave.
Sigo recorriendo y me encuentro con 2 habitaciones más. La primera tiene algunos guardias (benditos ojos de cerradura!), la segunda (al lado de la sala de interrogación) me da la tranquilidad necesaria para pensar que hago.
Puedo ver a través del falso espejo a mi "marca". Evidentemente él tiene la llave.
Sin más, le disparo, pero no para matarlo.
Herido, llama a los guardias y sale de la habitación donde se encuentra.
Cambio la Beretta con silenciador por el AK (total, acá abajo, los muros son gruesos para que no se escuche lo que ocurre durante los interrogatorios).
Plombemia para cinco !!!
Uno menos en la lista.
Ahora a sacar al tipo este.
De momento lo voy a dejar como está, atado y groggy.
Voy a limpiar el camino arriba.
No va a ser la primera vez que fallo una misión porque el liberado de turno salía corriendo y gritando "I´m free, I´m free...!"
I´m free... to. Los guardias que andaban por ahí lo "freetaban" a balazos. Ahora me voy a asegurar la salida.
Subo nuevamente al primer subsuelo. Al salir del ascensor me encuentro con un guardia tras un escritorio, a quien no había visto la primera vez que pasé por ahí (pasé como chumbo...).
Me hace la venia ... y es lo último que hace.
Camino los corredores y entro en las habitaciones repartiendo alegría y balas.
No queda ni el loro.
Como gran final, vuelo la pared por donde nos vamos a ir. Esto de llevar compañía no me gusta.
Vuelvo por el prisionero y lo libero. Se pone charlatán (se ve que los golpes lo afectaron bastante...).
Yadda yadda yadda, you know... (copyright de Seinfeld)
Llegamos al punto de separación (donde más sino en una alcantarilla!).
See you later, alligator (Billy Halley and His Commets).
Espero que el último de mi lista haya sido sensato y se haya tomado un avíon al caribe, o algún lugar un poco mas templado

martes, mayo 10, 2005

San Petesburgo II

Si agrego unos dinerillos mas, puedo agrandar mi combo?
Parece que si.
Todo muy lindo con mi último laburito. Ahora me piden desde la agencia que para no quedar rengos, entregue pasajes al más allá a los otros 3 generales que participaron en la reunión.
Haberlo sabido antes, che!
Me dicen que el cliente que contrató por el golpe, le gustó y ahora quiere todo el pack completo.
Vuelta la pelota a lo de Doña María...
Esta vez llevo una bufandita (por las dudas que refresque un poco mas...).
Ahora tengo que ir hasta una plaza, donde uno de los generales planea un encuentro con un jefe de la mafia rusa local, para tramitar su protección ante un inminente ataque.
O sea, tramitar su protección por si yo vuelvo a aparecer.
La entrevista se va a llevar a cabo en una plaza pública (y amurallada). Ahora, digo yo, plaza pública y a al vez amurallada? Típico concepto soviético.
Los tipos van a llegar en sendas limusinas blindadas, sólo para hacerme el trabajo más complicado.
Arribo a las inmediaciones de la plaza, hasta el lugar donde la agencia plantó algunas cositas para mi.
Un par de bombas magnéticas y un SDuganov. Dejaron libre a mi criterio para resolver la misión. O me mando por las alcantarillas hasta donde están las limusinas y les adhiero las bombas, o me voy a algún lugar alto (como cierta iglesia ortodoxa que hay en las cercanías) y los agujereo desde lejos.
Este clima frío me está embolando mucho. Lo suficiente como para que quiera irme de una vez por todas. Así que voy a hacer algo para lo cual no deben estar preparados.
Una entrada frontal. Así nomás.
Muchas veces lo más disparatado funciona por eso mismo, porque hay gente que no considera al disparate como una opción válida.
Camino hacia una de las entradas al parque, como zonzeando. Voy por la que tiene unos sres. perfectamente trajeados y me mando para adentro.
Se puede divisar, a mediana distancia, a mis dos objetivos (porque el mafia ruso también la tiene que ligar).
Me detienen en la entrada, y me explican que dentro del parque se está desarrollando una conversación privada entre dos personas importantes. Que los mismos solicitaron no ser interrumpidos en sus diálogos y que por eso les habían pedido a ellos (los sres. que están en la puerta), que disuadieran delicadamente a los transeuntes de internarse en la plaza en cuestión. Vuelva mas tarde. Gracias.
Ok.
Todos sabemos que el coeficiente intelectual de cualquier guardia mafioso del globo se limita a pocas cosa más que caminar sin caerse, manejar todo tipo de armas y obedecer órdenes.
Por lo tanto, el mencionado diálogo anterior nunca existió.
Empujé a los gorilas y me pegué un pique corto hasta mis "marcas". Les marqué a la altura de la espalda a ambos, y procedí a volver por donde había entrado.
No sin antes limpiar la puerta de molestos obstáculos (cuatro, para ser más específicos).
Acto seguido, me mandé de cabeza hacia una tapa de alcantarilla que se encontraba abierta.
Cual roedor de alcantarilla en una creciente, me dirigí rápidamente hasta la primer abertura que encontré disponible.
Salgo de improviso, como esos payasitos de caja de sorpresas, pero sin resorte. Tan de improviso que puedo sorprender a un incauto guardia militar, al cual le birlo su AK, por las dudas.
Supongo que en cualquier momento se comunican conmigo para decirme donde están los otros objetivos.

lunes, mayo 09, 2005

San Petesburgo

Frustrante.
Cumplí con lo que me encomendaron, pero no pude rescatar a quien buscaba. Eso me ponía en una situación delicada. Ahora no me quedaba otra alternativa que seguir dependiendo de mi ex-agencia. Que como las cosas sigan así será mi agencia nuevamente.
Ya me pidieron otro laburito.
Pero ahora viene acompañado de pago. Después de todo, yo no vivo del aire.Y hablando de aire, por aire me mandaron a mi nueva tarea. Un poquito lejos; San Petesburgo.
Parecería ser que se iba a realizar un encuentro entre ciertos generales y algunos traficantes de armas. Salta a la vista que no van a jugar un partidito de rummy canasta. Querían a uno de los generales en pijama de madera (no tengo que aclarar nada, verdad?).
Pues bien, allá fui yo.
Mencioné que en el preciso momento de mi viaje, en San Petesburgo disfrutaban de un saludable invierno? Un poco fresco para andar en musculosa.
Viajo en subte, y bajo en la estación pre determinada. Me espera un locker, el 137 (Ciudad Vieja - Paso Molino).
Ahí voy a encontrar mis "herramientas". Municiones varias y la herramienta estrella: un sniper Duganov (primo del AK, pero de largo alcance).
Eso hablaba un poco de mi misión; la distancia era la clave.
De más está decir que un rifle sniper no es muy fácil de esconder, y mucho menos con mi vestimenta actual. Además, por si fuera poco, mi informe mencionaba el hecho de que el lugar estaba altamente custodiado por militares. Cualquier civil sería considerado sospechoso y pasado por la tintorería (o sea, limpiado).
Rápidamente recorro la terminal en búsqueda de una vía alternativa para llegar al lugar de la reunión. Y digo bien re-corro porque total, como si fuera poco sospechoso un tipo de traje, corbata con un rifle sniper en las manos.
Según los mapas que me facilitaron, puedo saltear ciertos puntos de control y barricadas llegando por intermedio de las alcantarillas.
Luego de un paseo turístico por las mismas, asomo mi capocha por donde se supone tendría mejores chances de llegar a mi sitio de trabajo sin levantar mayor sospecha.

Vaya vaya! (dijo la tortuga gigante...)
Alguien tuvo un toque de delicadeza y dejó un uniforme militar prolijamente doblado a la salida de la alcantarilla. Si bien ayuda bastante, no me puedo andar haciendo el loco por ahí. Mis rasgos no son propios de la zona eslava por la cual estoy paseando.
Recorro a paso normal las calles cubiertas de hielo y nieve, dirigiéndome hacia el lugar de la reunión. El edificio en cuestión está aislado del resto, una amplia circunvalación lo separa del resto de las construcciones cercanas. Tengo marcadas las ventanas de la oficina en la cual se va desarrollar el evento.

Ahora me quedan 5 minutos antes de que comience.
Olvidé mencionar un detalle: no se quien es el objetivo (que detalle, no?).
Observo por unos segundos la zona y puedo ver en un edificio cercano, una linda ventana abierta.
Alquilo hab. cómoda, 2 vent. con vista a import. ed. gub. donde hacen traf. de armas. Esp. para ases. a sueldo. Precio a tratar. (así debería figurar en el Gallito).
Me acomodo en la ventana (no sin antes haber despachado a un molesto guardia), y espero mis instrucciones. Los datos llegan uno a uno: es pelado, derecho (que paradójico, no?), y toma mucho.
Bingo!
El señor se hizo acreedor a un trabajo de azotea.
Ahora como siempre, a inventar una salida de emergencia y salir a la calle con la mejor cara de "yo no fui".

viernes, mayo 06, 2005

Sicilia II

Sigilosamente subo las escaleras que me conducen a la planta alta (por segunda vez). Por lo que ya vi anteriormente, hay un guardia en cada puerta que comunica al despacho donde actualmente se encuentra el capo.
Me encuentro en una especie de amplio descanso que sirve como distribución entre las diferentes habitaciones de la segunda planta. Por una de sus puertas llego al dormitorio principal, el cual está vacío. La elección obvia es la puerta nº 2, que seguramente tenga escondido al chancho (obligada referencia al Castillo de la Suerte...).
Repentinamente abro la puerta, y lo que sigue podría resumirse de la siguiente manera:
Factor sorpresa = + 10.
Velocidad de reacción del guardia = + 1 (por lo menos puso cara de sorpresa).
Motricidad fina del guardia = - 2 (apenas un amague).
Premio consuelo = dos plomos 9 mm. (gracias por participarrr!).

Ahora las cosas se tienen que apurar (y mucho). Los disparos fueron como una largada de los 100 mts. planos. Ya se empezaban a escuchar las corridas en las afueras. Ahora abro la puerta del despacho y allí me lo encuentro. Gordo, asustado y confundido. Súbitamente, un escopetazo retumba a mi izquierda, desde atrás de un archivero o algo así. Las prioridades cambian (momentáneamente); primero el Sr. Escopeta Veloz, luego el Gordo Chochan (digo, para no seguir llamándolo capo, Gordo Chochan es mas cercano). El Sr. Escopeta no está vestido igual que el resto de los guardias, por lo tanto no debe serlo. Creo que tampoco va a poder postularse. Tal vez pueda presentarse a algún casting para ser monje budista o similar (digo, por lo del 3er ojo que le abrí en el medio de la frente). Ahora si, el Gordo Chochan tiene toda mi atención. Y no por mucho tiempo. Lo suficiente como para aplicarle su dosis necesaria de plomo, tan necesaria para descansar (para siempre).

Comienzo a bajar escaleras. Mi contacto en mi ex-agencia me dijo que es allí donde tienen "guardada" a la persona que busco. Para quien se pregunte que hace una persona guardada en un sótano, cae de maduro que no está allí por su propia voluntad.
Atravieso la cocina y bajo por una escalera mas. Llegando al sótano, encuentro una pequeña puerta.
Detrás de ella está quien yo busco...
Opa!
Parece que me madrugaron. Acá no hay nadie, ni rastros.

Ahora, la pregunta del millón: como "joraca" salgo de acá?
Respuesta: Por la puerta trasera, como cualquier "hitman" promedio que se precie de serlo.
Subo al primer nivel de la casa, pero no a las corridas, mientras menos ruido haga, mejor. Ya no sorprendo a nadie, ya saben que algo pasó, así que para que andar correteando por ahí, cual conejo de lata en galería de tiro de parque de diversiones berreta (ups, me fui de mambo con la comparación. Estuvo larga, verdad?).
Recorro los jardines internos de la villa, pero no con ánimo turístico ni botánico. Más bien, con ánimo de poner mucha tierra de distancia entre los empleados del occiso y yo.
Me escondo por unos segundos tras una pared, la recorro hasta su fin sólo para encontrarme con la entrada a un garaje, dentro del cual encuentro un convertible rojo, convenientemente a mi entera disposición.
Conveniente sería también que yo tuviera una llave, no solo para abrir la puerta de dicho vehículo, sino también para ponerlo en contacto.
Realmente no tengo tiempo para estos menesteres. Para lo que sí tengo tiempo es para birlarme un apetitoso rifle tipo sniper que está recostado contra una pared.
Salgo con el botín mal habido (ah! porque hasta ahora estuve haciendo obra de caridad!).

La tan ansiada salida trasera está a unos pasos de distancia. Trasponiendo la puerta, puedo dar rienda suelta a la adrenalina que me queda y correr hasta el lugar primario donde dejé mis cosas.
Todavía desde aquí se pueden escuchar los gritos de los guardias y algunos balazos. Supongo que estarán tan desconcertados que le tiran a lo primero que ven moverse.
O se estarán baleando las bolas por lo ineptos que resultaron ser.

Pongo rumbo a mi escondite...

jueves, mayo 05, 2005

Sicilia

Ok. Favor con favor se paga.
Ciertas circunstancias me llevaron a solicitar ayuda a mi ex-agencia. Tenía que ubicar a alguien.
Casualmente, la persona a quien buscaba estaba bajo la "custodia" de un "capo de mafia" local.
De ahí lo del principio. Nada es gratis en esta vida. Y menos los favores.
Yo quería recuperar a cierta persona y mi ex-agencia quería al capo "six feet under".
Desde afuera de la pequeña villa, pude observar con mis prismáticos, que la seguridad del lugar era extrema ( y desconfiada).
En el camino que lleva a la entrada de dicha villa, me crucé con un cartero. Como dice el nombre de aquella novela (llevada luego al cine) el cartero llama dos veces. Este cartero en cuestión, no llegó a tocar ni siquiera una vez.
Rápidamente utilicé el cable de fibra que siempre llevo encima, para este tipo de casos en los que el silencio es oro (Silence is golden, viejo éxito hippie de los 60´s).
Tomé sus ropas, su entrega especial (un ramo de flores) y procedí a esconder mis armas. Si los guardias me iban a revisar a la entrada (110% de probabilidades a favor), no creo que me dejaran pasar a visitar a su jefe. No sin antes convertirme en un contenedor de plomo ambulante.
Pasando el primer control, me encontré dentro de la "modesta" villa.
Amplia, con muchos rincones y recovecos; galpones y demás construcciones adyacentes a la casa principal.
El segundo control me franquea la entrada, haciendo confianza en que los guardias del primero habían hecho su trabajo a conciencia.
Traspongo la puerta principal para ser recibido por una mucama, flanqueada por un guardia.
Luego de entregadas las flores, la mucama desaparece tras una gruesa puerta doble, seguida de cerca por el guardia.
Hasta ahí todo marchaba bien. Según la información que se me había facilitado, el capo se encontraba en alguna habitación de la planta superior. De día y armado solamente con un cable de fibra, no iba a ir muy lejos. Necesitaba un arma para cumplir con mi misión.
Sigilosamente abrí las puertas por donde momentos antes la mucama y el guardia se habían retirado.
Sorpresa.
El guardia se había quedado distraído. Parece que finalmente recibió una mala noticia, porque un "cable de último momento" le cortó el habla (y la respiración también).
Mal chiste.
Me cambio de ropas nuevamente (tipo transformista en un café concert), me quedo con su arma y escondo el cuerpo detrás de un sofá.
Es cuestión de tiempo hasta que alguien de con él. El tiempo es oro (ahora me acuerdo de Berch Rupenián y su última incursión televisiva). Salgo de la habitación y me encuentro con la mucama, convenientemente (para mí) de espaldas. Si esta tipa me ve de nuevo, pero ahora vestido de "security", soy boleta.
La boleta se la pasé a ella. Con el mismo método usado hasta ahora. La única diferencia es que esta vez no me cambié de ropas (ya sería el colmo, porque a esta altura ya estaría demostrando una peligrosa tendencia de mi persona).
Segunda planta.
Recorro sigilosamente ambos accesos al segundo nivel de la casa. Ambas entradas están custodiadas por matones. No tengo otra chance. Tampoco tengo un silenciador. En este preciso momento me vendría muy bien el arma con silenciador que dejé escondida afuera.
No se puede tener todo en la vida.
Vuelvo sobre mis pasos, notando con sorpresa, que las habitaciones de la planta baja están prácticamente sin ninguna vigilancia.
Obviamente esta gente está muy confiada en cuanto a su sistema de seguridad externa.
Llego hasta una pequeña habitación en el fondo, la comienzo a revisar y... oh la la ! (leer esta última expresión con acento a franchute barato).
Cargadores varios, una Desert Eagle (je, je), todo viene bien. Este hallazgo mejoraba definitivamente mi paupérrimo armamento hasta el momento (una modesta Beretta).
Esta fiesta está a punto de pasar al siguiente nivel. El nivel ruidoso. Chequeo el estado de mi "vest" (en castellano, chaleco anti-balas. No van a negar que queda mas "chic").
Ok. Showtime!