Mac Ramsey (former agent of NSA, now BHU)

miércoles, julio 27, 2005

From Russia with love

Redondo.

Así es el mundo. Todo lo que sube, baja. Todo lo que va, tiende a volver.
Y yo tengo que volver a Rusia. A San Petesburgo.

Resulta que luego de mi incursión "india", las cosas empezaron a aclararse. Los cascos azules encontraron el tendal de gente que dejé esperando turno para su próxima reencarnación (si es que existe tal cosa), y descubrieron las famosas ojivas robadas. Haciendo averiguaciones varias, dieron con el dato de que quien había ordenado el robo de dichas cabezas nucleares era la misma persona que contrataba mis servicios a la agencia.
Ergo, ahora la agencia violaba su política de negocios y me mandaba matar al cliente, todo en vista de posibles "negocios" con altos mandos de los cascos azules.

Anyway.

Ahora se develaba para mí, la cara del tipo que había solicitado tan frecuentemente mis servicios; resultó ser el único civil presente en aquella reunión de generales rusos donde le amplié la azotea a un general borrachín.
Mismo escenario, mismo sistema. Lo único que difería esta vez, era que no había tanta presencia militar en las calles, pero sí una cantidad de "securities" tipo "russian mob".
Misma ventana, mismo rifle, misma oficina; apunto a la capocha y ...

... y nada valor!
Que pasó? Se me mojó la pólvora? Se me enfrió la mira?
El tipo ni se movió.
Habrán cambiado por vidrios blindados luego de mi anterior visita?
Esto no puede quedar así. Me dirijo directamente hacia la puerta principal del edificio donde se encuentra mi objetivo. Noto con cierta preocupación, que al contrario del resto de la zona aledánea, no hay guardia alguno en la puerta.
Más es mi sorpresa cuando una vez dentro, tampoco me cruzo con ninguno.
Llego a la oficina en cuestión y me llevo la sorpresa del año...

"Picture this: Sicilly, 1929" (copyright The Golden Years).
En el medio de la oficina una gigantografía troquelada en cartón, con la imagen del interfecto.
Dónde está la cámara escondida? A quién tengo que putear en cámara? Que electrodoméstico me gané?
Esto no está nada, pero nada bien.
Misión prioritaria: salir de ahí; apestaba a trampa.
Corro por un pasillo para desembocar en una habitación que contenía otra sorpresa (esto es peor que Sorpresa y 1/2! con Julián Weich incluído!).
Recordarán que mencioné haberme cruzado con un tipo idéntico a mi al final de mi misión en la India.
Ok, voy a tener que contar alguna cosita extra. Habíamos varios, iguales, producto de un experimento hecho por una organización que pensaba vender sus conocimientos en mejoras genéticas al estado que pusiera más guita.

Clones... clones... alguien dijo clones? ... El señor? Muy bien!
Vendido al señor de la corbata turquesa!
Anyway.

En cierto momento de mi vida, decidí que éramos demasiados, especialmente a la hora de ir al baño, que era por turnos (y yo tenía que esperar hasta el 47!). Después de un episodio de diarrea galopante (en el cual no pude llegar a tiempo al WC), y que se confundieran de medias en la lavandería del complejo en el cual vivíamos todos juntos, dije basta.
Organizé un "guateque" (como dicen en España) con mucha bebida, joda, música y mujeres (o promesa de que habría mujeres, nunca tuve mucha suerte con ellas, por lo cual no conocía a ninguna). El hecho es que luego de que los tuve a todos juntos en el mismo lugar, procedí a utilizar dinamita, C4 y semtex, todo junto. Quienes no quedaron todos juntos fueron mis "hermanos clones", porque volaron en pedacitos por los aires. O al menos era lo que yo pensaba. Este tipo acá me demostraba que alguien se había perdido aquella "fiestita".
Nunca es mal momento para reencontrarse con la familia... descarga de plomos mediante!
Tomo el auricular que tiene en su oreja y me comunico directamente con el tipo que está detrás de todo.
Se sorprende de escuchar mi dulce voz, y me comunica que nos vamos a ver donde todo empezó: en Sicilia.

Mejor.

Salgo de este clima inhóspito y junto millas en mi tarjeta de viajero frecuente.

viernes, julio 15, 2005

Sweet taste of India III

Isla.

Resulta que la playita donde estoy realizando mis labores está en una islita cerca de Punjab. Recién ahora me desayuno. Esto me pasa por no atender en clase.
Mero detalle anecdótico.

Ahora tengo que ingresar en otra área del hospital, para encontrar allí al líder de la secta, quien va a someterse a una operación para que se le coloque un marcapaso. Parece ser que tanto meditar le hizo perder el ritmo ... (horrible, patético! Que neurona me está haciendo los guiones?).

Rodeando la playa, llego hasta un muelle más grande que el primero que vi, sin mencionar el terrible yate anclado (guardia incluído). Otro más deambula patrullando el muelle en sí. Con mucho cuidado, me escabullo entre cajas y demás bultos dejados al azar, y me encamino hacia la otra punta de la playa. Un sendero excavado entre una suave colina me lleva directo a el pequeño templo de Shiva, custodiado por un par de monjes "cabeza descalza" (bah! pelados).
Los acecho por unos minutos y veo que uno de ellos empieza una recorrida alrededor del templo. Decido esperarlo en la parte trasera del mismo. Apenas aparece, le abro el tercer ojo con mi pistola silenciada. No se puede quejar, le ayudo a llegar a otro nivel de conciencia (o mejor dicho, no-conciencia) y no agradece.
Me pongo su pijama y voy en busca del otro, sorprendiéndolo por la espalda. Este no tuvo tanta suerte con el tercer ojo, pero terminó refrescado en la fuentecita que adorna al templo.
Investigo dentro de esta consturcción y me encuentro con un pequeño arsenal, el cual tal vez más tarde utilice.

Sigo por la contiunación del sendero que tomé al principio y llego hasta la zona lateral del hospital. Luego de acabar con el sufrimiento terrenal de otro acólito de la secta, me escurro por una ventana hacia un depósito.
Lo siguiente no es algo que me llene de orgullo, pero a veces en el trabajo se dan situaciones así. Debo admitir que me cargué a tres enfermeras diferentes y que me las llevé para el depósito. Las dejé muertas...
En serio.
No andaba con tiempo como para otra cosa, además tenían pinta de buchonas. No sería la primera vez que una mujer me delate.

Ya con el camino libre, salgo a un hall interno de distribución rodeado de bonitas columnas.
Subo a la segunda planta, paso disimuladamente a un guardia y me dirijo hacia donde mi "gadget" me indica que tengo un paquete esperando por mi. Fuera de esa habitación en cuestión, se encuentra una enfermera, quien luego de unos segundos decide ir a tomar algo de aire a la terraza. La sigo, y le practico una toma de aire nueva, a la altura de la nuca. Ya mas tranquilo, fuerzo la cerradura de la habitación donde están guardadas mis "herramientas". Dentro de una caja encuentro un visor nocturno (pista, tengo que laburar a oscuras).
Después, me pongo una túnica para hacerme pasar por médico.

Interludio.

A continuación: chistes de médicos, fresquitos, recién llegados vía e-mail ...
No, no puedo ser tan decadente y desconsiderado, no puedo caer en la obviedad.

Anyway.

Terraza mendiante llego a través de una escalera al techo del hospital, custodiado por securities de toallita roja. No estoy para originar un tiroteo gratuito. Además estoy vestido de médico, mi deber es salvar vidas... (ah! pero que vejiga que me puse!).
Llego hasta la otra ala del hospital, bajo por una escalera hasta el segundo nivel y tomo un ascensor hasta el sótano, donde están los quirófanos.
Una vez allí, me mando hacia el fondo del sótano, esquivando las miradas atentas de los guardias allí apostados. Una habitación en particular llama mi atención, debido a que está bajo llave. Fuerzo la cerradura y me encuentro con una escalera. Accedo a un entrepiso por donde están las instalaciones de calefacción, y llego a otra habitación donde está el generador de electricidad.

Bingo!

Ya sin luz, y aprovechándome de mi visor nocturno, entro en un consultorio, afano un bisturí y me dirijo a los boxes de operaciones.
Fácilmente encuentro el indicado (el único con "enpiyamados" dentro). Los despacho en silencio (aprovechando la falta de luz) y luego, cuando el generador vuelve a funcionar, doy rienda suelta a mis conocimentos de medicina.
A cortar por lo sano!

La operación fue un total éxito (para mí y para mis bolsillos, cuando cobre por este trabajito).
Antes que me llamen a una junta médica para comunicar los resultados, me las tomo por una puerta trasera, que desemboca cerca de la costa.
Vuelvo sobre mis pasos, retiro del templo un rifle sniper y me despacho al guardia del yate desde una distancia segura. Luego me encamino hacia mi humilde botecito, no sin antes llevarme una sorpresa mayúscula.

Llegando al final del muelle, sale a mi encuentro un tipo igual (y dije igual) a mí. Misma cara, mismo buen gusto a la hora de escojer vestimenta, mismo todo.
Mismas armas y mismas intenciones. Intercambiamos fuego (no, encendedores Bic no) y rápidamente se dio a la fuga.
Lo único que me queda por decir es repetir aquellas preguntas filosóficas...

Encomio?
Befa?

martes, julio 12, 2005

Sweet taste of India II

Playa.
Or something like that...

Mas bien es una especie de bahía con un pequeño muelle para atracar embarcaciones de escaso calado (que tal?).
Además del muelle, se puede ver una construcción estilo palacio (o palacete), propio de estas latitudes. Está sobre una especie de desnivel sobre la playa, sobre una loma o símil, con un pintoresco caminito que une al palacete con las blancas arenas, de aguas color turquesa.
Empiezo a creer que si sigo viajando por la mitad del globo como hasta ahora, voy a terminar como Julio Alonso y sus "Viajes del Doce". Digo, preguntando choteces con cara de boludo.

Lentamente se acerca un guardia perfectamente trajeado y con un simpático turbante en su cabeza (nota: no pienso hacer el chiste fácil de juntar "mas" y "turbante" en una misma oración o frase. He dicho.).
Nos ponemos a charlar animadamente y finalmente accede a prestarme su indumentaria por un rato...
Ok... ok... le fajé la nuca de un balazo. Ya está. Ya lo dije. Contentos?
Una somera y rápida inspección de los alrededores me indica que por la entrada principal no voy a llegar muy lejos, no en este mundo, pero sí podría hacerlo en el otro mundo, "pijamita de madera" mediante. Caminando por la estrecha franja de arena, encuentro la desembocadura del sistema de desagüe (otra vez no, otra vez a los caños no...), el cual comienzo a transitar en búsqueda de una salida a la superficie. Finalmente asomo mi capocha en una especie de mirador o parecido, que emerge en el medio de un estanque, fuente (o que se yo), con nenúfares y otras plantas acuáticas, bien dentro del complejo médico este. Si salgo por acá, no voy pasar desapercibido ni a dar una imagen muy creíble.
Bajo nuevamente al ducto y pruebo otro acceso, este sí, mas disimulado en su salida, tras unas cajas. Emerjo por el mismo y comienzo a recorrer esta suerte de patio interno-jardín, buscando los sitios de interés dentro de la misma.
Primero entro en una habitación y me pruebo uno de estos pijamitas anaranjados tan de moda por estos lares. Deambulo por los pasillos con cara de "monje fuma nube de pedos", tipo esas caritas que se ven en carteles de seminarios de paz interior, meditación , iluminación, corte y confección. Esas caras de "llueve bosta y no tengo paraguas, pero estoy bien con mi luz interior..."
Fuchi! Puaj!

Entro en una almacén de depósito y encuentro un frasquito con veneno (muy acorde con mi misión). Dicho sea de paso, mi misión consiste en eliminar a la dra. en jefe de este establecimiento, quien atiende al líder espiritual de la secta que se "choreó" las ojivas. Como detalle adicional, nadie debe enterarse del hecho, por lo cual no puedo dejar el "body" por ahí nomás (además no puedo hacer ningún ruido que delate mi accionar).
En el almacén encuentro también a algunos guardias que terminan amontonados tras unas cajas (sin vida, "off course").
Con el frasquito en el bolsillo, me dirijo cantando bajito hacia otra habitación, donde cambio mis indumentarias por un aconsejable batón blanco y pantuflas. El plan estaba en marcha; hacerse pasar por paciente y tener una entrevista con la dra. en cuestión.
Dicho y hecho, como por arte de magia todas las puertas se abren para mí. Una enfermera me guía hasta el piso superior, donde me deja en compañía de la dra., quien empieza a comentarme detalles de mi próximo transplante de riñón (hey, ya tengo dos, no preciso un tercero!).

Anyway.
Yadda, yadda, yadda... (copyright Seinfeld)

Mientras se asoma al balcón, aprovecho y vierto el veneno en un vaso con agua que encuentro en su escritorio.
Dos sorbos más tarde la galena quedó dura como talón de indio.
Como "bartender" soy fatal.

Raudo y veloz, la arrastro fuera del alcance de cualquier enfermo o enfermero que deambule por las inmediaciones de su oficina.
Destino final, un depósito de insumos médicos. Paradójico, no?
Deambulo en bata por los pasillos hasta el lugar por donde emergí en primer término.
Desagüe mediante, aparezco otra vez en la playita.
Podría asolearme un poco, pero ahora que recuerdo no traje conmigo el "tangabol" ni el bronceador.

Otra vez será.

jueves, julio 07, 2005

Sweet taste of India

Pow! Holy cow!

Estoy en la tierra de las vacas sagradas: la India.
Lugar donde la única vaca loca es la de los chocolates Milka (por haberse teñido de violeta). Más que loca es considerada una vaca psicodélica.
Flower power.

Anyway.

Estoy aquí por un motivo, razón, causa, circunstancia.
Resulta ser que los sres. de pijamas naranjas que aparecieron en el helicóptero a recojer las ojivas nucleares no eran, precisamente, los enviados originalmente a recuperar dichos artefactos. De ahí mi extrañeza al verlos bajar de un helicóptero con insignias ruso-soviéticas.
Acá estoy rastreando el lugar donde esta gente se esconde.
Y no son una gente cualquiera.
Pertenecen a una secta adoradora de la vieja diosa Khali.
Y dije Khali, no Cali, por lo tanto no son colombianos mercados ni hinchas del América de Cali. Nada de hacer extrañas asociaciones de ideas.
El hecho en sí, es que esta gente no es lo que se dice pacífica (como el resto de los hindúes y otras religiones que pululan por la India). Khali es la diosa de la Muerte, y para ofrendarla, los sres. se dedican a asesinar.
Recorro callejuelas varias hasta llegar a un garage, donde me espera mi primer contacto, quien además de facilitarme cierta "herramienta" (una escopeta Spaz 12), me indica el sitio donde encontrar a mi segundo contacto (con tanto contacto parezco electricista). Este último me pondrá al tanto de mi verdadera misión por estos lares.
Me interno en la maraña de callecitas, tratando de esquivar a los sres. de pijama anaranjado, y tratando de no quedar muy pegado cargando una escopeta calibre 12.
Llego hasta un local de alfombras (que original) y entro. Me encuentro con el segundo contacto, quien me comenta que según lo que él sabe, esta secta tiene escondidas las cabezas nucleares en algun lugar de su templo. No está muy seguro, pero para acceder a ellas, primero tengo que llegar al líder espiritual de la secta. Y eso no va a ser fácil.
De pique, nomás, este tipo me comenta que no sale porque hay un par de asesinos de esta secta que tienen orden de matar a cuanto extranjero ande en la vuelta (o sea, él y yo estamos en la lista). Me pide que antes de mostrarme como llegar hasta mi objetivo final, asesine a los asesinos (que cosa, no?), y que luego les saque fotos, para certificar oficialmente su desceso.

Temporada de conejos!!
Temporada de patos!!
Conejos!!
Patos!!
Temporada de asesinos!!

No me iba a estar arriesgando al "tecue". Siguiendo las coordenadas de mi "gadget", atravieso rápidamente las calles, sin importarme un rabainto chacrero si me veían o no.
Cual gallego conduciendo un tractor a 90 k/hm, me puse a sembrar el pánico.
Primer objetivo localizado, en una especie de plazoleta flanqueada por tienditas de comestibles y varios.
Oferta de perdigones para el Sr.!
Tomá, que te los saque Cadorna!

Y ahora a sacar las fotos (mientras vienen a mi mente los acordes de la canción "Take a picture" de Filter).
De camino hacia el segundo objetivo, voy limpiando cuanto "empiyamado" encuentro.
El segundo asesino está escondido en el segundo nivel de uno de estos mercados, en una plazoleta cercana. Entro en una tiendita, subo una escalera y allí lo encuentro, sentado en una silla, rifle sniper en mano y mirando hacia la plazoleta.
Escopetazo mediante termino mi labor, mientras sigo tarareando "Take a picture", cámara en mano.
A ver, ahora de perfil... estás bárbaro! ...ahora mirá a la cámara! ...que pose!

Vuelvo donde mi contacto y le muestro las fotos. Todavía impactado con mis dotes de fotógrafo, me indica un depósito de su tienda como el lugar de salida del poblado donde estoy. Mi rumbo será un hospital privado, en la costa, donde se van a atender los miembros de la secta.
Una vez allí, sabré más detalles de la misión.

Vamos a la playa oh oh oooh oooh!
No te olvides de la toalla oh oh oooh oooh!
Para secarte bien la raya oh oh oooh oooh!