Mac Ramsey (former agent of NSA, now BHU)

jueves, junio 15, 2006

Back in Black III

Cual princesita en problemas, miro a través de una ventana circular hacia afuera, donde diviso la parte trasera del parque (que está un poco mejor conservada).
Un guardia abajo, recorriendo los puestos de la feria de diversiones, otro sobre el alero del techo de la garlería externa y un tercero en un soporte de la montaña rusa.

" ... la ventanita del amor se me cerróóó!!!"

Uy! Perdón...
Mas que cerrar, a estos "fuckin´dealers" les abrí sendas ventanitas en la capocha.
Busco una puerta que me conecte con el exterior y luego de encontrarla, salgo a la parte superior de la garlería que circunda la zona de la feria de diversiones, pero no puedo serguir porque está rota y la distancia entre los bordes es poco saludable para el salto.
Procedo a bajar agarrándome de una tubería, y una vez en el suelo, me dirijo hacia una puerta que dice oficina.
Mi laburo debe encontrase ahí.
Subo las escaleras y me encuentro con un guardia tomando aire en una ventana. Quise hacerle sentir mi apoyo a tan saludable actitud...

Tá, ponele que se me pasó la mano con el apoyo y la mano en el hombro.
Tá, ponele que la caída no haya sido muy saludable para él.

Luego entro en la oficina y me encuentro con el escritorio de la secretaria del interfecto, a quien puedo escuchar hablando con el mismo, tras la puerta. Saco de entre mis ropas una jeringa con veneno y mando una dosis dentro de una botella de refresco que veo en el escritorio y procedo a esconderme en un armario (no volvamos con los chistes fáciles...).
La secretaria (un gato de aquellos...) se manda un sorbo y noto como que le cae mal.
La bebida le cae mal; ella cae bien (muerta).

Me mando a la oficina principal y me encuentro al fin con mi objetivo: un gordo de chivita con cara de garcador. Rápidamente lo pongo al tanto de la situación (o sea, que tiene los minutos contados), a lo cual se deshace en petitorios de piedad, clemencia y otras gracias.
Acatando lo pedido por la parte contratante, le muestro la foto del pibe y le mando una dosis de veneno.

Pah! Te vacunaron nomás!!!
(La frase anterior es para quienes tienen más de 30 años).

Salgo por una ventana y me mando por el techo de la galería (que acá no está rota) y me encuentro con otra ayudita de la agencia: una mina antipersonal y un detonador a distancia.
Sigo caminando y entro por otra ventana. Objetivo secundario: liquidar al "fuckin´nigga dealer boss".
Lo encuentro en una especie de escenario de peli porneta barata. Está discutiendo con gente de su banda, y la cosa se está poniendo oscura (mas oscura).
Aprovechando la "Situation" (Yazoo, viejo grupo techno pop de los 80´s), coloco el dispositvo exlposivo sobre una roldana y lo acciono a distancia prudente. La explosión provoca la caída de un armazón lleno de focos, aplastando a todo y todos los que estaban abajo.
Escaleras mediante, llego a la salida.

Honorarios por la changuita: U$ 278.000 (casi nada...)

Back in Black II

Me siento un poco encajonado.

El deplorable estado de las instalaciones me deja práctiamente sin opciones a la hora de trasladarme. Es como ir avanzando entre compartimentos estancos, con una entrada y una salida. Como por ejemplo ahora; si retrocedo llego de nuevo al punto de partida. La única opción es trepar por una especie de tabique separador que se encuentra en una de las paredes laterales de este "petit" teatro.
Por la disposición que observo, se ve que esto funcionaba con mesas tipo café concert, con un pequeño escenario al frente (donde todavía está el secuestrado de turno).
Luego de trepar hasta un entrepiso, salto hasta una especie de balcón, que se encuentra sobre uno de los extremos del escenario y que da a una minúscula habitación. Realmente habría que colgar al arquitecto que diseñó todo esto.
Mientras sigo oyendo los alaridos de socorro del tipo que dejé abajo (ni me molesté en desatarlo o símil), me encuentro con ciertas herramientas propias de mi profesión: una escopeta calibre 12.
A través de una puerta que hay en la habitación, puedo escuchar también (además de los gritos) música tipo hip-hop a todo trapo.

Fuckin´ "yoh-yoh".

Miro por la cerradura y veo a dos "fuckin´dealers" jugando a las cartas.
Abro la puerta y aprovechando los altos decibeles de la música, descargo un par de cartuchazos. Ambos "dealers" se van al mazo.
Dentro de la habitación encuentro un freezer horizontal y una gran caja de madera (tipo embalaje). Un "dealer" por recipiente, el orden ante todo.
Noto que alguien intenta abrir la puerta y me escondo en un armario. Por la rendija que se forma entre las puertas, diviso a uno de los químicos que laburan en el laboratorio.
Salgo del armario... (ok, no voy a aceptar ningún tipo de chiste, broma o chascarrillo relacionado con eso de "salir del armario" "al fin te asumiste como sos" etc.).

Hecha la aclaración, retomamos la programación habitual.

H & K en mano, y volviendo a aprovechar el ruido existente, le pongo un plomito .40 en la capocha.
Rápidamente hago un cambio de vestimenta y escondo en otro lugar al occiso (ya no tengo contenedores disponibles).
Utilizo una tarjeta magnética que encuentro en un bolsillo y traspongo una puerta que me lleva a una especie de gran salón (derruido, off course!), y camino por la galería que se forma en el primer piso. Me hago el choto frente al primer guardia y me meto en la primer puerta que veo abierta. Encuentro una bandeja con comida chatarra y escondo la H & K (bien sabido es que la comida chatarra al final te mata... ), y me mando para la siguiente puerta. Me revisa el guardia de turno y no encuentra nada sospechoso (je, je!).
Luego de darme luz verde, entro en una especie de sala de control; desde allí puedo ver el laboratorio, en la planta baja. La única forma de llegar es mediante un viejo ascensor, de esos que son tipo reja, que está en planta. Para no avivar giles, me subo al techo del mismo y abro la escotilla. Procedo a subir al guardia que se encuentra abajo (cable anudado al cuello mediante) y bajo. La puerta del ascensor desemboca en un pasillo que tuerce hacia la derecha (como yendo para allá, si venís para acá, no).
Antes de llegar a la esquina del pasillo, encuentro una caja de fusibles, la cual saboteo, dejando sin luz a todo el laboratorio. Me escabullo entre guardias y mujeres ligeras de ropas que están envasando un polvito blanco (que sospecho que no es talco para bebés) y sigo hacia el fondo, donde llego al baño para caballeros.
Una vez dentro, sorprendo a un "fuckin´ dealer" que está cambiando el agua de las aceitunas.Para tener las manos libres, dejó su arma arriba del lavabo. Procedo entonces a birlársela y posteriormente lo tomo como rehén. Camino con el apuntándolo a la capocha y sigo hacia los vestuarios, de donde proviene un ensordecedor hip-hop.
Ya no soporto más.
Tanto "yoh-yoh" y "bling-bling" me están sacando loco.
Me ecuentro con 3 "fuckin´ nigga dealers" timbeando, y al verme con su compañero de escudo humano, no se atreven a disparar.
Pero yo sí.
Después me deshago del escudo y subo por una escalerilla hasta el piso superior. En una habitación con vista al exterior, se encuentra un maletín con una ayudita de la Agencia: un rifle sniper Druganov.

jueves, junio 08, 2006

Back in Black

Se acabaron las vacaciones.
Fue bueno mientras duró.

Lo que dejó de durar fue el dinero.
Escasea.
Tengo gustos refinados y caprichos caros, así que la llamada de la agencia vino de perillas.

Me consiguieron una changuita en el Nuevo Mundo (léase América).
La tierra de las oportunidades.

Y para que la transición no sea muy traumática, tengo que hacer un trabajito en un parque de diversiones. Más precisamente "en" el dueño del parque.
Está bastante venido a menos (el parque), por no decir que está en la hoja. El motivo por el cual se vino abajo es porque parece ser, que hace un tiempo atrás, el dueño de dicho parque escatimó gastos en el mantenimiento de sus atracciones mecánicas, y la rueda gigante se fue "a rodar la vida" dijera Pito Fáez... digo Fito Páez.
El detalle (que no es menor), fue que la rueda gigante estaba cargada de gente cuando se fue a dar "una vuelta".
Requisito "sin equanon", que antes de despachar al dueño del parque, le muestre la foto del hijo del cliente, para que sea la útlima imagen que se lleve de este mundo.
Tengo que ir a buscar al sujeto en cuestión a lo que queda del parque que, como está en desuso, ahora tiene un nuevo rubro de explotación. Luego de caer en bancarrota por la serie de juicios e indemnizaciones, mi "trabajito" se asoció con unos morochos "dealers" (y no precisamente de huevos de pascua!).
El viejo parque semi-derruido es ahora una próspera guarida-laboratorio de sustancias.
O sea que antes de despacharme al objetivo, tendré que pasar desapercibido (o no) entre los "fuckin´ dealers".

Me acerco a la entrada principal del parque y me encuentro con una gran puerta de rejas cerrada. Afuera de la misma, un taxi estacionado de puerta abierta, con un rastro de sangre que se pierde puertas adentro del parque.
No hay timbre, pero si portero.
Generalmente los porteros saben vida obra y milagros de vecinos y zonas aledáneas, así que le pregunté por el dueño del parque en cuestión. Pero resulta que este portero se trabajó un desconocimiento total del personaje buscado... hasta que mencioné el sobrenombre del futuro fiambre.
Ahí como que se le aclaró la mente, y mencionó que el sr. se encontraba, no sin dejar de preguntar quién era yo y cual era el motivo de mi visita.
Perdí medio minuto en "medir" a mi interlocutor; tenía toda la pinta de haber salido de un video de hip-hop, los vaqueros baggies, la bandana atada en la capocha y todo el "bling bling" que podía cargar encima. Lo único que le faltaba era esa prótesis dental que se ponen algunos raperos, esas que están cubiertas de brillantes.
Como no tenía brillantes a mano, procedí a usar las rejas de la puerta de entrada e incrustárselas en toda la "face".
Luego de traspuesta la puerta principal, comienzo a estudiar la situación. El único camino posible parece ser entrando por una tienda de regalos que está a mi izquierda, y a partir de ahí ver como me las ingenio para seguir.
Recorro la tiendita (vacía y derruida) y llego hasta una puerta lateral. Puedo ver a través de una vitrina a dos guardias, con vestimentas similares al portero.
Cabe acotar que dentro de mis pertenencias no cuento con armas de fuego, pero si cuento con mi siempre fiel cable de fibra.
Entre otras cosas, tengo unas moneditas y procedo a usar el truco más viejo del mundo. Abro la puerta y lanzo una moneda para despistar ("sale una chapa, valor?").
Cayeron como unos ingenuos; desarmo fácilmente al primero y luego los mando de viaje a la tierra del "nunca jamás"...
Escondo los cuerpos dentro de la tiendita de regalos, y me chompireo sendas H&K calibre .40.

Ahora me dirijo hacia una especie de pequeño teatro (o por lo menos es lo que dice en la marquesina), y dentro me encuentro con una imagen conocida.
Una especie de sicario frente a su víctima. Un pobre infeliz sentado en uno de esos elefantitos para niños, de esos que hay que ponerles una moneda y se mueven de adelante hacia atrás. Se ve que era quien venía como pasajero en el taxi que vi a la entrada; está atado y de ojos vendados, mientras el sicario lo interroga y amenaza con prenderle fuego.
Me acerco sigilosamente por detrás y, cable mediante, le hago terminar el interrogatorio. No voy a aceptar ningún tipo de competencia, este tipo de menesteres son mi forma de vida
y no pienso compartir.

PD. Back in Black es una notoria alusión a mi vestimenta laboral (traje negro).