Mac Ramsey (former agent of NSA, now BHU)

viernes, mayo 06, 2005

Sicilia II

Sigilosamente subo las escaleras que me conducen a la planta alta (por segunda vez). Por lo que ya vi anteriormente, hay un guardia en cada puerta que comunica al despacho donde actualmente se encuentra el capo.
Me encuentro en una especie de amplio descanso que sirve como distribución entre las diferentes habitaciones de la segunda planta. Por una de sus puertas llego al dormitorio principal, el cual está vacío. La elección obvia es la puerta nº 2, que seguramente tenga escondido al chancho (obligada referencia al Castillo de la Suerte...).
Repentinamente abro la puerta, y lo que sigue podría resumirse de la siguiente manera:
Factor sorpresa = + 10.
Velocidad de reacción del guardia = + 1 (por lo menos puso cara de sorpresa).
Motricidad fina del guardia = - 2 (apenas un amague).
Premio consuelo = dos plomos 9 mm. (gracias por participarrr!).

Ahora las cosas se tienen que apurar (y mucho). Los disparos fueron como una largada de los 100 mts. planos. Ya se empezaban a escuchar las corridas en las afueras. Ahora abro la puerta del despacho y allí me lo encuentro. Gordo, asustado y confundido. Súbitamente, un escopetazo retumba a mi izquierda, desde atrás de un archivero o algo así. Las prioridades cambian (momentáneamente); primero el Sr. Escopeta Veloz, luego el Gordo Chochan (digo, para no seguir llamándolo capo, Gordo Chochan es mas cercano). El Sr. Escopeta no está vestido igual que el resto de los guardias, por lo tanto no debe serlo. Creo que tampoco va a poder postularse. Tal vez pueda presentarse a algún casting para ser monje budista o similar (digo, por lo del 3er ojo que le abrí en el medio de la frente). Ahora si, el Gordo Chochan tiene toda mi atención. Y no por mucho tiempo. Lo suficiente como para aplicarle su dosis necesaria de plomo, tan necesaria para descansar (para siempre).

Comienzo a bajar escaleras. Mi contacto en mi ex-agencia me dijo que es allí donde tienen "guardada" a la persona que busco. Para quien se pregunte que hace una persona guardada en un sótano, cae de maduro que no está allí por su propia voluntad.
Atravieso la cocina y bajo por una escalera mas. Llegando al sótano, encuentro una pequeña puerta.
Detrás de ella está quien yo busco...
Opa!
Parece que me madrugaron. Acá no hay nadie, ni rastros.

Ahora, la pregunta del millón: como "joraca" salgo de acá?
Respuesta: Por la puerta trasera, como cualquier "hitman" promedio que se precie de serlo.
Subo al primer nivel de la casa, pero no a las corridas, mientras menos ruido haga, mejor. Ya no sorprendo a nadie, ya saben que algo pasó, así que para que andar correteando por ahí, cual conejo de lata en galería de tiro de parque de diversiones berreta (ups, me fui de mambo con la comparación. Estuvo larga, verdad?).
Recorro los jardines internos de la villa, pero no con ánimo turístico ni botánico. Más bien, con ánimo de poner mucha tierra de distancia entre los empleados del occiso y yo.
Me escondo por unos segundos tras una pared, la recorro hasta su fin sólo para encontrarme con la entrada a un garaje, dentro del cual encuentro un convertible rojo, convenientemente a mi entera disposición.
Conveniente sería también que yo tuviera una llave, no solo para abrir la puerta de dicho vehículo, sino también para ponerlo en contacto.
Realmente no tengo tiempo para estos menesteres. Para lo que sí tengo tiempo es para birlarme un apetitoso rifle tipo sniper que está recostado contra una pared.
Salgo con el botín mal habido (ah! porque hasta ahora estuve haciendo obra de caridad!).

La tan ansiada salida trasera está a unos pasos de distancia. Trasponiendo la puerta, puedo dar rienda suelta a la adrenalina que me queda y correr hasta el lugar primario donde dejé mis cosas.
Todavía desde aquí se pueden escuchar los gritos de los guardias y algunos balazos. Supongo que estarán tan desconcertados que le tiran a lo primero que ven moverse.
O se estarán baleando las bolas por lo ineptos que resultaron ser.

Pongo rumbo a mi escondite...